Cómo mejorar nuestros hábitos alimentarios sin perder el placer de comer

domingo, 14 de septiembre de 2014
Las enfermedades cardiovasculares responden a causas genéticas en algunos casos, pero principalmente están asociadas con hábitos alimentarios y sociales incorrectos. El tratamiento nutricional es siempre imprescindible para prevenir factores de riesgo cardiovascular, pero no hay que ver el cambio de los hábitos alimentarios como un sacrificio, sino como un beneficio que le estamos haciendo a nuestro cuerpo, del cual va a depender nuestra calidad de vida. Si somos capaces de comer menos y andar más sin dieta alguna, ya habremos dado un gran paso.

Hay tantas dietas como personas. Las dietas deben ser personalizadas, se trata de una educación nutricional, no de una lista de prohibiciones. Es habitual que una persona deba modificar su sistema de alimentación en mayor o menor medida; lo importante es conseguir cubrir las expectativas apropiadas de una buena alimentación. La adecuación de los hábitos y gustos teniendo en cuenta las preferencias y costumbres personales es fundamental para conseguir el éxito. Cada persona debe tener en cuenta sus hábitos y gustos para lograr una alimentación equilibrada y mantener unos hábitos de vida saludables.

Se habla siempre de recomendaciones y consejos alimentarios que debemos seguir para conseguir el óptimo estado de salud. Hay que dejarse recomendar y aconsejar, pero también es necesario preguntar dudas y cuestiones que surjan a los profesionales sanitarios más cercanos. Y es que la experiencia clínica demuestra que una pauta dietética adecuada puede contribuir a la resolución de muchos de los mecanismos implicados en la génesis y el mantenimiento de procesos patológicos.

La dieta debe ser suficiente en cuanto a su aporte de energía y nutrientes para el buen funcionamiento del organismo. Su aporte debe cubrir los requerimientos diarios derivados de la edad, estado fisiológico, sexo, actividades diarias realizadas, ejercicio físico, etc., y en definitiva, de las características individuales de la persona a que se dirige. El valor calórico de la dieta debe ser adecuado al gasto de la persona, para lograr un balance energético equilibrado con objeto de mantener o  conseguir un peso saludable. Es decir, debes ajustar el contenido calórico de tu alimentación a tus necesidades reales. Las calorías de tu dieta derivadas de las grasas nunca deben sobrepasar el 30 % del total. Esto no se aplica a cada comida, sino al conjunto de alimentos que tomas a lo largo de una semana, por ejemplo.

Es importantísimo que nuestra dieta sea variada en alimentos. Es aconsejable que incluya alimentos de todos los grupos, de esta manera se asegura el aporte de mayor número de nutrientes. Y saludable al mismo tiempo, porque de este modo también se asegura el aporte de diferentes componentes de los alimentos que proporcionan al organismo un beneficio extra, el ligado a sus propiedades saludables en cuanto a que mejore el bienestar y contribuya a disminuir el riesgo de padecer enfermedades. Fundamental tomar todos los días un buen plato de verduras frescas o una buena ensalada, junto con los cereales y las legumbres, deben ser la base de tu alimentación. Preferir siempre los alimentos integrales a los refinados. Un aporte suficiente de fibra es una de las claves para la salud cardiovascular. Así como un par de piezas de fruta fresca diaria.

La dieta o modo de alimentación es una de las acciones que se dan a lo largo de toda la vida. Para lograr mantener un determinado patrón alimentario a largo plazo es necesario que sea agradable para la persona que la realiza. Por ello, deben cuidarse los alimentos a incluir, el modo de preparación y presentación de los diferentes alimentos y platos, debe estar adaptada a las condiciones geográficas, culturales y religiosas, a las tradiciones, gustos, preferencias y aversiones de la persona a la que se dirige.

Comer es un placer y nos activa los cinco sentidos, ¡hay que disfrutar comiendo! Marcarse objetivos pequeños a corto plazo que podamos ir cumpliendo nos ayudará a mejorar nuestros hábitos alimentarios sin necesidad de sentirnos agobiados en el intento. Realizar una dieta fraccionada, cuidar el patrón alimentario de las comidas y la preparación de las mismas son cosas fácilmente modificables para empezar a considerar y poner en práctica una alimentación óptima.

Los alimentos se cocinan con la mínima grasa posible, prefiriendo la cocción, el asado o la plancha a la fritura. En caso de freír los alimentos, mejor utilizar aceite de oliva que además de soportar mayores temperaturas, forma una capa superficial alrededor de los alimentos protegiendo su textura interna y sin dejar escapar sus jugos. En los guisos, una vez enfriados, retirar la capa superficial solidificada de grasa (que es siempre saturada) antes de servirlos.

Preferir siempre los productos naturales a los procesados o industriales. Cuando se vaya a comprar un producto preparado, leer siempre la etiqueta de información nutricional y vigilar los contenidos de grasas saturadas, colesterol, azúcar y sodio.


En España, las guías alimentarias recogen consejos para la realización de una alimentación saludable, entendida no sólo como el conjunto de recomendaciones para lograr una nutrición sana, pilar de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, sino también como una alimentación segura y exenta de riesgo para la salud. Con estos objetivos y características, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) presentó la Pirámide de la Alimentación Saludable. Dicha Pirámide establece la frecuencia, cantidad y tipo de alimentos a incluir en la dieta para la confección de una alimentación equilibrada que cubra sus necesidades nutricionales. Además de las indicaciones relacionadas con la frecuencia y ración recomendada, la Pirámide de la Alimentación Saludable ofrece consejos sobre el tipo de alimentos a incluir en la dieta de cada uno de los diferentes grupos de alimentos.

La confección final del menú diario se debe realizar teniendo en cuenta tanto el menú patrón aconsejado como las recomendaciones de frecuencia de consumo de alimentos de la pirámide.

El menú patrón o modelo presenta la estructura básica del menú diario de un día en la que se reparten por tomas los diferentes grupos de alimentos en función de las características establecidas para la dieta equilibrada. El desayuno puede acompañarse de algún dulce: azúcar, cacao, miel, mermelada, etc. En cantidades controladas atendiendo a las individualidades. Las guarniciones suelen utilizarse para equilibrar el menú. Esto se consigue atendiendo al ingrediente predominante del primer plato. Si el primer plato presenta como ingrediente base verduras, la guarnición sería recomendable que fuera a base de alimentos ricos en hidratos de carbono, como por ejemplo, patatas o arroz y viceversa. En determinadas circunstancias, en lugar de realizar primer, segundo plato y postre puede ser recomendable realizar un plato único y postre que contenga alimentos de los diferentes grupos propuestos a incluir en las principales tomas. La cena se aconseja que sea más ligera que la comida, aunque su estructura es la misma.

La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestra dieta diaria y semanal. Porque no existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo. Así, cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo. Para gozar de buena salud, nuestro organismo necesita de todos ellos en cantidad adecuada.

Via strokestrike.com

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