A vueltas con los ligamentos

martes, 22 de septiembre de 2015
Probablemente no habrá una patología más frecuente asociada a la práctica deportiva que la del clásico esguince o distensión de los ligamentos. Rodillas, tobillos, codos, muñecas son las articulaciones más afectadas, aunque no se pueden descartar otras.

Los deportes en los que se producen con mayor frecuencia son aquellos en los que el contacto y la sobrecarga son más frecuentes, así el fútbol, baloncesto, balonmano, tenis, voleibol, atletismo, quizás se encuentren entre los más habituales.

Esta patología traumatológica no entiende de género y por lo tanto es igual de frecuente en varones y mujeres. Se caracteriza por la sensación de dolor intenso tras una posición forzada de la articulación correspondiente, acompañando a esta sensación álgica intensa encontramos una inflamación característica, que puede llegar a ser intensa, así como tumefacción, calor, rubor, impotencia funcional y en algunos casos más floridos la sensación de chasquido y presencia de hematomas.

Ante una situación de estas características lo mejor y más inmediato es el reposo del miembro afecto mediante una inmovilización de urgencia adecuada, así como la aplicación de frío sobre la zona, estas simples medidas pueden ayudar a aliviar los síntomas y a evitar complicaciones posteriores.

El diagnóstico es evidente, los antecedentes y la exploración con las maniobras adecuadas realizadas por un especialista orientan bastante sobre el diagnóstico, si a ello le acompañamos de una imagen radiológica específica de la zona (radiografía simple, escáner – TAC – y/o resonancia magnética –RM-) es más que suficiente para determinar el grado del esguince y la gravedad del mismo.

Según la gravedad de la lesión, coloquialmente se puede referir de “leve” (cuando los ligamentos están simplemente distendidos) a “grave” (cuando los ligamentos están rasgados o seccionados). Se clasifican en 3 tipos:

• Grado I: No hay rotura ni arrancamiento (del ligamento respecto del hueso). En el examen físico, la articulación suele aparecer inflamada y con dolor de intensidad variable y pueden efectuarse los movimientos. Con tratamiento adecuado, la recuperación es total y sin secuelas.

• Grado II: Rotura parcial o total de los ligamentos. Presenta movimientos anormalmente amplios de la articulación, y dolor muy intenso. Generalmente la recuperación es total, aunque requiere de mayores tiempos de tratamiento, pueden llegar a dejar secuelas de leves a moderadas.

• Grado III: Rotura total del ligamento con arrancamiento óseo (tratamiento quirúrgico). La rotura de varios ligamentos puede causar una luxación si se pierde completamente la congruencia articular. Casi siempre dejan secuelas (dolores persistentes, rigidez, inestabilidad y fragilidad de la articulación).

Respecto al tratamiento más apropiado está en relación con el reposo, mantener la extremidad elevada, la inmovilización oportuna y adecuada al tipo de esguince, el uso de antiinflamatorios locales, tópicos, y si fuera necesario, utilizados de forma concomitante por vía oral, además del uso de analgésicos que alivien el dolor y las molestias asociadas a esta patología. En casos más graves (grado III y algún grado II) la intervención quirúrgica se hace indispensable.

Si es importante el tratamiento, tanto o más importante es la rehabilitación, una buena fisioterapia es fundamental para una recuperación completa y eficaz, por ello una buena medida tras el tratamiento es el de ponernos en manos de un buen “fisio” que ayude a nuestra rehabilitación completa.

Respecto a la prevención, no cabe ninguna duda que es fundamental, por ello se hace imprescindible:

• Llevar el calzado adecuado a la práctica deportiva.

• Usar protecciones especialmente en el caso de deportes de contacto.

• Realizar ejercicios de calentamiento previo a la práctica deportiva.

• Realizar estiramientos antes y después de realizar deporte.

• Procurar estar en forma practicando deporte junto a gimnasia que lo complemente en las épocas o en los momentos en que no practiquemos nuestro deporte favorito.

• Tener la costumbre de realizar sesiones de fisioterapia que relajen y a la vez fortalezcan nuestra musculatura.

• En caso de lesión respetar al máximo tanto los momentos de descanso y reposo prescritos como las medidas físicas establecidas y la adherencia al tratamiento biológico prescrito por el especialista.

• Practicar deporte pero seguro, tratando de hacerlo en instalaciones adecuadas a la práctica deportiva y cuanto más exigente sea esta más prevención y cuidado hemos de tener con este aspecto.

• En casos de deporte de contacto, evitar en lo posible que este se produzca y si se produce y hay lesión solicitar cesar inmediatamente en la práctica deportiva. No tratar de ser el “héroe” de la jornada.

• En general y en la vida diaria evitar el uso de tacones elevados y vestir un calzado confortable y adaptado a las características de nuestro pie.

Via knowi.es

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