Subir los impuestos sobre los refrescos reduciría casi un 3% la incidencia de la diabetes

lunes, 2 de noviembre de 2015
Los estudios demuestran que aumentar la presión fiscal sobre los mismos ayuda a prevenir enfermedades. En México, la medida ha supuesto un descenso en el consumo de bebidas azucaradas y un aumento del de agua.

Pese a que la presión de la industria del refresco evita que se legisle en muchos países, diversos estudios demuestran que aumentar los impuestos sobre las bebidas azucaradas reduce el consumo de las mismas y, por tanto, la incidencia de las enfermedades causadas por el exceso de azúcar.

En concreto, un estudio publicado en la revista estadounidense Health Affairs estima que, aumentando un 15% los impuestos sobre los refrescos azucarados, se podría reducir la prevalencia de la diabetes en un 2,6% y la de la obesidad en un 1,5%. Por su parte, otro estudio, recogido en un artículo de la revista de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas) calcula que, con un aumento de un 20% en la carga fiscal de estas bebidas, el peso corporal de los ciudadanos se podría reducir en una media de 725 gramos al año.

Y es que sólo una lata de refresco de 330 mililitros de Coca-Cola, por ejemplo, suele contener 35 gramos de azúcar, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció recientemente que el consumo máximo de azúcar no debería sobrepasar los 25 gramos.

Más allá de los estudios, el hecho de que un aumento de los impuestos reduce el consumo de bebidas azucaradas es patente en países como México. Recientemente, el Senado ha tumbado la propuesta del Congreso de reducir la carga fiscal que había impuesto sobre los refrescos, con la finalidad de reducir el problema de la diabetes y la obesidad en el país. El Instituto de Sanidad Pública mexicano avala esta decisión destacando que, desde que se instauró el gravamen, las ventas de estas bebidas se redujeron hasta en un 12%, mientras que el consumo de agua se ha incrementado hasta en un 10%.

El descenso del consumo, y al contrario de lo que defiende la industria, es además más acuciado en las clases socioeconómicas más pobres que, según otro estudio publicado en Health Policy, son las que están en mayor riesgo de sufrir obesidad o sobrepeso.

En España, sólo Cataluña ha intentado aumentar los impuestos sobre los refrescos azucarados. De hecho, el Parlamento autonómico comenzó a tramitar un gravamen en el año 2013, con el que pretendía recaudar hasta 30 millones de euros. Sin embargo, y después de que el presidente de Coca-Cola España y el embajador de Estados Unidos en España se pronunciaran claramente en contra, el Gobierno presidido por Artur Mas desestimó la medida.

Junto a la reducción del consumo de refrescos con azúcar, algunos estudios sugieren también que la presión fiscal no sería efectiva si no se realiza, además, con determinados productos alimenticios ricos en calorías, con los que, dada la carga adictiva del azúcar, los ciudadanos podrían sustituir el consumo de refrescos.


Via consalud.es

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