¿Qué es el metabolismo?

En multitud de ocasiones oímos hablar del metabolismo y sus cambios, o quizás te han dicho alguna vez que tu metabolismo es lento o rápido. Pero, ¿qué significa esto realmente? ¿Qué relación tiene con la alimentación? Hoy desde Medicadiet te lo explicamos y resolvemos estas preguntas.

Metabolismo y tasa metabólica

Nuestro cuerpo es una máquina y por tanto, necesita combustible para funcionar. En nuestro caso ese combustible es la glucosa, que obtenemos los alimentos. Éstos contienen hidratos de carbono, proteínas y grasas que nuestro cuerpo transforma para obtener energía en forma de glucosa. Finalmente, el metabolismo es el conjunto de reacciones químicas que transforman esos alimentos en glucosa.

Sin embargo, casi siempre que hablamos de metabolismo en realidad nos referimos a la tasa metabólica, que es la velocidad a la cual convertimos los alimentos en energía. Este concepto es el que despierta el interés de todos. Ahora bien, ¿qué supone este concepto? Y, ¿qué relación tiene exactamente con la alimentación?
¿Qué engloba la tasa metabólica?

La tasa metabólica es la suma de tres tipos de gastos energéticos que realiza nuestro cuerpo:

La tasa metabólica basal (TMB). Es el gasto calórico necesario para mantener las funciones básicas del cuerpo en reposo: el latido del corazón, la respiración, el tono muscular, etc. Representa entre el 60% y el 70% del gasto total y varía a lo largo de la vida de la siguiente manera:

    En la niñez y la adolescencia la tasa metabólica basal es más elevada porque se trata de una etapa de crecimiento y desarrollo.
    Durante la gestación y la lactancia se incrementa el gasto para poder llevar a cabo la formación del feto y su alimentación.
    Hay enfermedades que producen estrés metabólico, disparando así el gasto.
    Durante la menopausia se producen distintas variaciones hormonales que provocan una disminución del gasto.
    En las personas de edad avanzada los requerimientos de energía son menores y por eso el gasto se reduce. El tono muscular disminuye y es sustituido por grasa.

La termogénesis de los alimentos. Es el gasto necesario para que la energía que aportan los alimentos se transforme en glucosa. Representa el 10% del gasto energético de nuestro cuerpo, es decir de la tasa metabólica.

El gasto energético adicional. Consume el 20-25% restante, y es la energía que se gasta de acuerdo a la actividad física o laboral que se realiza. Depende, por tanto del nivel de actividad de cada uno.
¿Qué relación existe entre tu tasa metabólica y la dieta que sigues?

Es importante saber que si nos sometemos a una dieta muy pobre en calorías o a un ayuno prolongado el organismo reduce la energía consumida en reposo para que las reservas energéticas que tiene disponibles duren más tiempo.

Por esta razón existe el efecto rebote con las dietas milagro. Ante una reducción importante de calorías, el cuerpo empieza a gastar menos y cuando se recupera la alimentación habitual la diferencia entre ingesta y gasto energético es mayor que antes, llegando a ganar incluso más peso del que se había perdido.

Entonces, ¿cómo podemos evitar que esto pase?

Muévete. Si realizas ejercicio físico conseguirás que el gasto sea mayor y ésto te ayudará a mantener el peso.

Sigue una alimentación saludable. Si haces dietas excesivamente hipocalóricas tu tasa metabólica cada vez será menor y acabarás ganando peso, además de afectar a tu salud por carencia de nutrientes.

Presta atención a las señales de tu cuerpo. El mínimo cambio que experimentes puede ser una señal de alarma de que algo está pasando en tu metabolismo. Si, por ejemplo, comiendo como siempre, percibes un aumento de peso, puede deberse a cambios en tu tasa metabólica. Si ves que esto sucede, tu nutricionista puede ayudarte.

Ahora que ya hemos aclarado estos conceptos, no olvides que la base para mantener la salud y controlar estos procesos es llevar una alimentación equilibrada y variada y combinarla con la práctica de actividad física que más se adapte a ti.

Via blog.medicadiet.com