Durante toda nuestra vida nos han dicho una y otra vez que es sumamente importante alimentarnos saludablemente, buscando aquellos alimentos ricos en nutrientes que ayudan a nuestro cuerpo a un adecuado desarrollo. Pero nadie nos dijo que comer excesivamente saludable puede ser peligroso.
En 1977, un médico naturista de nombre Steve Bratman observó que muchos de sus pacientes tenían una obsesión por comer demasiado bien, lo cual se convirtió en un trastorno de la alimentación que, actualmente, se conoce como ortorexia.
Este padecimiento se caracteriza principalmente por una obsesión por comer de manera saludable y se acompaña de comportamientos extremos en torno de la comida. Es una problema alimenticio característico de la vida actual, en la que hay una obsesión por las dietas, un culto al cuerpo y miedo a la comida tratada con productos artificiales.
¿Qué sucede con los pacientes?
Dejan pasar largos periodos de tiempo sin probar alimentos por miedo a comer grasas o sustancias que, según ellos, su cuerpo no requiere.
¿Cómo identificar la ortorexia?
Existen ciertos criterios básicos para detectar a una persona con este trastorno: • Su forma de comer la aísla de los demás.
Existe un sentimiento de culpa cuando ingiere alimentos que están fuera de su dieta.
Dedica más de tres horas al día a pensar en su dieta sana.
Planea excesivamente lo que comerá al día siguiente.
La alimentación sana es un factor que eleva su autoestima.
Le preocupa más la calidad de lo que come que el placer de disfrutar una comida.
Consecuencias
Los problemas nutricionales comienzan cuando, sin haber acudido a un médico, la obsesión por comer bien limita el consumo de carnes, pescado u otros alimentos necesarios y se produce carencia de nutrientes.
Los efectos en la salud son muy graves, empezando porque la supresión de grasas puede comprometer la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos imprescindibles para el organismo. Sin carne, los niveles de hierro bajan demasiado y, aunque los vegetales también aportan proteínas, son de menor calidad.
Asimismo, se puede producir anemia y falta de energía. Además de tratarse de un mal físico, a nivel psicológico se producen trastornos que, en la mayoría de los casos, tienen que ser tratados por un especialista.
Si crees presentar algunos de estos síntomas, o manifestar ciertas conductas de este tipo, no dudes en consultar a tu médico.
Via diabetesbienestarysalud.com
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