¿Cómo reducir los efectos negativos de la presión arterial elevada en el cerebro?

miércoles, 9 de marzo de 2016
La hipertensión, es una enfermedad que se considera un factor de riesgo del deterioro cognitivo y del desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Una de las consecuencias de tener la presión arterial elevada, es que se altera el torrente sanguíneo, el cerebro no recibe el suficiente oxígeno y nutrientes para llevar a cabo sus tareas correctamente, y como consecuencia, se acelera el deterioro de algunas estructuras cerebrales y sus funciones.

En esta linea, un estudio publicado en 2015 en el “Journal of Alzheimer’s Disease” realizado por investigadores de la Universidad de Boston, investigó si existe una relación entre la hipertensión o la presión arterial sistólica elevada en la mediana edad y el rendimiento neuropsicológico aproximadamente 30 años más tarde. Con una muestra de 375 participantes, los investigadores encontraron evidencias de que la presión arterial sistólica elevada en la mediana edad está relacionada con deficiencias en la vejez en capacidades como la atención y la fluencia verbal.

Con el objetivo de reducir, e incluso prevenir, el impacto negativo que la hipertensión puede tener en nuestro sistema cognitivo, es muy importante realizar ejercicio físico. A través del ejercicio físico, practicado de forma regular, las personas que padecen de hipertensión conseguirán disminuir su presión arterial sistólica y diastólica, podrán bajar de peso si fuera necesario y evitar que vuelva a subir, y como consecuencia, reducirán los efectos perjudiciales de esta enfermedad crónica.

¿Qué ejercicios son los recomendados para reducir los valores de tensión arterial?

Los ejercicios recomendados para disminuir la presión arterial son de carácter aeróbico moderado, como pueden ser pasear, correr, andar en bicicleta, nadar, etc. Tal y como mencionan numerosos estudios, la mejor actividad para comenzar a practicar una vida activa y reducir los efectos negativos que la presión arterial elevada pueda tener en nuestro sistema cognitivo, es el caminar. Esto se debe a que ésta es una actividad fácil de llevar a cabo, no tiene horarios y lo pueden hacer todas las personas sin necesidad de material ni instalaciones especificas.

¿Con qué intensidad se debe realizar el ejercicio para disminuir la presión arterial?

Se trata de uno de los factores más difíciles de definir debido a que se deben tener en cuenta los valores de la presión arterial, así como si se está en tratamiento, y en ese caso, cuáles son los factores de riesgo asociados.

En general, cuando se va a comenzar a realizar ejercicio cardiovascular después de un tiempo prolongado sin practicarlo, se aconseja una intensidad entre baja y moderada. Es decir que la frecuencia cardíaca durante el ejercicio se mantenga entre el 40-65% de la frecuencia cardiaca máxima y se eviten ejercicios de mayor intensidad o intensidad variable. La frecuencia cardíaca máxima se calcula de manera estándar, y con cierto margen de error, restándole al número 220 (225 en el caso de las mujeres) la edad de la persona. Es recomendable en estos casos, que la prescripción del ejercicio a realizar sea individualizada y basada en la relación entre la frecuencia cardíaca y la respuesta de la presión arterial en una prueba de esfuerzo realizada por un especialista autorizado.

¿Con qué duración y frecuencia debo realizar ejercicio físico para notar mejoras?

En lo que respecta a la duración de las sesiones del ejercicio físico elegido, si se está comenzando es recomendable empezar con sesiones de 15 minutos e ir progresando de forma gradual hasta realizar sesiones de entre 30 y 60 minutos. En cuanto a la frecuencia, lo más recomendable es realizar ejercicio a diario, pero si se está comenzando 3 días por semana no consecutivos es un buen punto de partida.

Por lo que si tienes la presión arterial elevada, incorporando el ejercicio físico a tu día a día puedes conseguir reducir el impacto negativo que este tiene en tu salud en general, y en la cerebral en particular. Estas recomendaciones son validas igualmente para las otras enfermedades crónicas como la diabetes, el colesterol elevado y el sobrepeso/obesidad. Para valorar si tus hábitos relacionados con el ejercicio físico, y otras áreas que impactan en estas enfermedades (nutrición, estrés, hábitos como el tabaco y el alcohol, etc.) son adecuados,

Via cogniland.com

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