El remedio contra la ansiedad

martes, 19 de abril de 2016
Y es que el día a día, el trabajo, la familia, el estrés diario genera ansiedad. Muchos son los ansíoliticos, tisanas y otros remedios los utilizados cuando teníamos la mejor medicina y más barata al alcance de nuestras manos.

Según Silvia Álava, psicóloga que impartió una conferencia sobre la importancia del agua para el desarrollo cognitivo en las XX Jornadas de Nutrición Práctica que se celebraron en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Uno de los síntomas de la ansiedad es la sensación de boca seca y beber agua se convierte un una herramienta para ayudar calmar ese estado de intranquilidad.
El peor enemigo para la ansiedad: la deshidratación

Pero, además, con la deshidratación aumenta la circulación de las hormonas del estrés, el cortisol, y se ponen en marcha unos procesos fisiológicos similares a cuando el cuerpo está en una situación de peligro o de inquietud.

Diferentes estudios demuestran que el estrés repercute en el rendimiento intelectual, afecta a la lentitud de pensamiento, a los reflejos y provoca errores en la resolución de conflictos.

“A los estudiantes les recomiendo que estudien con una botellita de agua que les ayude a mantener la atención y la concentración y que también la lleven a los exámenes para bajar esos niveles de ansiedad”, señala la especialista.

Hay estudios que indican que una deshidratación del 2,7% puede hacer que tengamos una mayor sensación de esfuerzo para hacer las tareas unido a tristeza, cansancio y decaimiento. “Bien hidratados mantendremos un buen estado de ánimo”, apunta Silvia Álava.

Si la deshidratación afecta a nuestra forma de sentirnos, mucho más lo hace sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. La evidencia científica ha constatado que ya con un 1% o un 2% de deshidratación empieza a resentirse la memoria a corto plazo, las tareas de atención selectiva visual, la concentración y el tiempo de reacción.

Pero en general la deshidratación produce una disminución significativa en la percepción, atención, memoria, pensamiento, lenguaje y rendimiento psicomotriz. En resumen, de la función cognitiva en su conjunto, además de las repercusiones físicas.

Por eso, Silvia Álava considera esencial educar desde la infancia en el hábito regular de beber agua para que se acostumbren a pedirla y a beberla.

Aprender a beberla desde niños

“Los niños no llegan al colegio bien hidratados y eso repercute en su falta de atención, en el cansancio e incluso en la irritabilidad. Y eso se agrava si encima llegan sin desayunar”, advierte.

El consumo de líquidos, en especial el agua, es vital para el funcionamiento del organismo humano en todas las edades, pero además de los niños, otro grupo de riesgo es el de los ancianos que sufren alteración del mecanismo de la sed y pueden pasar horas sin beber agua, algo que les afecta especialmente física y cognitivamente.

Por eso la psicóloga anima a las instituciones a fomentar la educación para una correcta ingesta de agua y otros líquidos que según las autoridades sanitarias internacionales debe ser de 2 litros en el caso de las mujeres y de 2,5 de los hombres.

Via labatidorahoy.com

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