Riesgo de la grasa en adolescentes

jueves, 26 de mayo de 2016
La dieta de las adolescentes tiene un impacto en su riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Un reciente estudio llevado al cabo en la Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Maryland revela que las adolescentes que consumen gran cantidad de grasas saturadas y pocas grasas mono y poliinsaturadas tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer.

Ya se conocía la asociación entre una mayor densidad de la glándula mamaria con un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer de mama, al igual que el hecho de que el consumo de grasas saturadas favorece una mayor densidad mamaria.

La Dra. Seungyoun Jung, autora del estudio revela que durante la adolescencia el tejido mamario es más sensible a los agentes externos que en la edad adulta de una mujer por lo que decidió analizar la relación entre el consumo en adolescentes de grasas saturadas (aquellas que se encuentran en la carne y los lácteos, principalmente) como factor de riesgo para desarrollar cáncer de mama en adultas jóvenes.

El estudio inició en 1988 e incluyó a 301 niñas cuya dieta fue registrada durante la adolescencia. Se les dio seguimiento hasta los 25 a 29 años de edad y se les midió la densidad mamaria por medio de resonancia magnética. Encontraron que la densidad mamaria era mayor en las mujeres que habían consumido una dieta rica en grasas saturadas.

La autora del estudio, publicado en al revista médica Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, de la Asociación Americana de Investigación sobre el Cáncer American Association for Cancer Research, sugiere la importancia de la dieta que se consume en etapas tempranas de la vida para contribuir a prevenir enfermedades crónicas. Uno de los grandes beneficios de este conocimiento, revela la Dra. Jung, es que si bien otros factores de riesgo para cáncer de mama no pueden modificarse, como es el caso de la primera menstruación, sí es posible hacer cambios en la dieta que ingiere una adolescente, reduciendo su consumo de grasas saturadas e incrementando el de grasas mono y poliinsaturadas (nueces, semillas de girasol, linaza, salmón, trucha, etc).

De ahí la importancia de cuidar la alimentación desde muy temprana edad, favoreciendo el consumo de vegetales y pescado y reduciendo las grasas que se encuentran en la leche entera y la carne roja, principalmente.

Via cuidatusaludcondiane.com

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